Al mirarte tan hermosa, yo perdí la voluntad
quise jugar a amarte, y terminé amandote de verdad,
por haberte conocido; creo que tuve buena suerte,
ahora no podré olvidarte, ni hasta después de mi muerte
En mi inconsciencia hice de una simple mujer
una DIOSA;...que adoré hasta la locura;
y en mi cruel y amargo desengaño quise ver
a esa simple mujer.- más la opacó tu hermosura.
Le doy gracias la a vida que te puso en mi camino
y a tí por tantas cosas, porque soy correspondido;
iluminaste mi vida, se iluminó mi destino...
vamos juntos de la mano, no lloremos lo perdido.
Autor: J. Edmundo Tzompa García.
27 abril 2016