el culpable soy yo por haber creído que eras la mujer perfecta
no eres tu culpable... ¡pues no me haz traicionado!,
yo soy culpable por haberte en mi inconsciencia idolatrado.
En mi mente - ¡inbecil! - fabriqué de ti una DIOSA,
por mi estúpida necedad de en alguien creer...
adoré tus encantos, tus virtudes, tu belleza voluptuosa
y ahora me doy cuenta que tan sólo - ¡eres una mujer¡ -.
Y me duele en el alma que otro satisfaga tus necesidades
más agradezco tu sinceridad y lo acepto -¡eres honesta!-.
sé que fui un demente por mis ilusorios sueños...
y ahora estoy preparado a recibir un no como respuesta.
¿Porque si te traicionaron
en mí quieres desquitarte?,
ya que otros te hicieron daño
sólo quería consolarte.
Autor: J. Edmundo Tzompa García.
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Complacido amigo, esto te hará más
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17 nov 2015
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